Gilles de Rais, el asesino de niños
El mariscal francés, inspiración del relato de Barba Azul, se dedicaba a torturar a muchachos en su castillo.
¿A quién llamaban 'el asesino de niños'? A Gilles de Rais quien fue un mariscal francés que luchó en la Guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco.
Sin embargo no fue este hecho el que le hizo pasar a la historia. Ocultaba un abominable secreto: era un asesino en serie de niños.
El recurso que utilizaba para atraer a sus víctimas era bien sencillo pero efectivo: les atraía a su castillo ofreciéndoles trabajo. Una oferta difícil de rechazar para los jóvenes y niños de la época, dado que de Rais era una de las personalidades más acaudaladas de Francia.
Una vez conseguía atraer a los chiquillos, les encerraba y les practicaba toda clase de torturas, abusos sexuales, maltratos… Hasta que los pequeños desfallecían y morían.
Acostumbraba a atraer a jóvenes de entre 8 y 12 años. Durante los años de máxima actividad como infanticida, principalmente entre 1432 y 1440, se llegaron a contabilizar hasta mil desapariciones de niños de esas edades.
Sus víctimas eran generalmente de ojos azules y rubios, y generalmente eran secuestradas de la aldea de Machecoul y las áreas circundantes o atraídas a su castillo. Su primera víctima fue un mensajero de 12 años que fue colgado del cuello con un gancho de metal y violado antes de ser asesinado. Más y más niños empezaron a desaparecer y surgieron sospechas. Desafortunadamente, los lugareños estaban demasiado aterrorizados para enfrentarse a uno de los hombres más poderosos de Francia.
Rais tenía una cámara especialmente construida donde restringiría a sus víctimas mientras procedía con sus grotescos actos sexuales. Los mataría con una variedad de métodos que incluían el desmembramiento, la decapitación y el desmembramiento. Disfrutaba verlos morir, a veces incluso riéndose. Después de algunas dificultades, finalmente se presentó un caso en su contra. Rais declaró en su juicio que admiraba las cabezas y partes del cuerpo de sus víctimas más hermosas. Gilles fue arrestado en septiembre de 1440 y acusado de 34 cargos de asesinato. Eventualmente confesaría los asesinatos bajo la amenaza de tortura. Rais fue encontrado culpable de asesinato, sodomía y herejía. Gilles fue ahorcado y luego quemado el 16 de octubre de 1440, junto con dos de sus sirvientes. A Rais se le concedió el derecho de confesión después de expresar remordimiento. Se negó a admitir que era un adorador del diablo y arrepentido pidió perdón y se confesó. Gilles de Rais se convertiría en uno de los primeros asesinos en serie conocidos en la historia. La culpa y la conciencia que mostraría cuando no se dejaba llevar por las ganas de asesinar solo confirmaron lo depravado y mentalmente perturbado que era este hombre.
Algunos dicen que mínimo asesinó a mil niños y adolescentes, pero lo más probable es que hayan sido entre 34 y 200 victimas.
Inspiración para Charles Perrault
La historia de este personaje real, poco conocido, fue sin embargo la inspiración de uno ficticio que pasó a la historia como uno de los personajes de ficción más crueles: se trata de Barba Azul. El escritor de cuentos infantiles por excelencia, Charles Perrault, fue quien halló una musa creativa en la terrible historia de este infanticida.
Sin embargo, la historia de Barba Azul es algo distinta: en lugar de asesinar a muchachos, sus víctimas eran mujeres. La historia de Barba Azul fue publicada en la obra Cuentos de Mama Oca, un compendio de relatos y narraciones populares inspiradas en leyendas o en personajes reales, entre las que figura la historia de este sádico asesino de niños. Una narración que se publicó a finales del siglo XVII.
Al igual que Gilles de Rais, Barba Azul se valía de engaños para atraer a las mujeres y poder encerrarlas en su castillo. Y ambos acabaron mal. En la historia, Barba Azul es asesinado por sus cuñados, que irrumpen en la estancia en la que se disponía a matar a su mujer rebanándole el cuello con un cuchillo. Ésta, poco antes, había descubierto el secreto de Barba Azul: una habitación en la que ocultaba los cadáveres de sus anteriores amoríos.